La denunciante de Nacho Cano pide la reapertura del juicio y lo acusa ahora de “detención ilegal”
El abogado de la bailarina Lesly Ochoa aporta como prueba una serie de vídeos grabados por ella antes de interponer la denuncia contra el compositor

No se rinde. Lesly Ochoa, de 28 años, la bailarina mexicana que denunció al promotor musical Nacho Cano por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores extranjeros por tenerla como becaria, sin visado ni permiso, trabajando en su musical Malinche, vuelve a la carga. Tras el archivo decretado por la Audiencia Provincial de Madrid el pasado 25 de abril, Ochoa y su abogado, Alfredo Arrién, solicitan ahora la reapertura del procedimiento al considerar que puede existir un delito de “detención ilegal”. Para ello, aportan una serie de grabaciones en vídeo realizadas por la bailarina antes de interponer la denuncia que dio lugar a este caso en la comisaría de Centro de la capital en enero de 2024.
Tras el carpetazo que la Audiencia le dio a la investigación desarrollada por la jueza del juzgado de instrucción número 19 de la plaza de Castilla por considerarla “prospectiva” y “sin base penal”, Lesly Ochoa se centra ahora en las situaciones de encierro que vivió cuando mostró su desacuerdo a los responsables de Malinche con la situación en la que se encontraban “trabajando” en Madrid.
En las grabaciones, algunas sin voz y otras sin imágenes, aparecen personas supuestamente vinculadas al equipo de Malinche y una suerte de guardia de seguridad que presuntamente no la deja salir del lugar en el que se encontraba por orden de Roxana Drexel, la directora de operaciones del espectáculo de Cano que también estuvo imputada. Drexel describió públicamente a Ochoa, a la salida del juzgado, como una “chingada loca” y “una mala persona”.
En su momento, Ochoa aportó a la Policía itinerarios, mensajes de WhatsApp e información. Dijo que compartían habitaciones de cuatro en cuatro, que solo les pagaban un menú de 10 euros al día siempre en el mismo restaurante, y que tenían que costearse tanto el desayuno como la cena; que les daban una paga de 20 euros el fin de semana y se les pagaba mensualmente 300 euros, que posteriormente subieron a 500.
Advirtió a los agentes de que trabajaban, ensayando, de 9.30 a 19.30 de lunes a sábado, incluso algunos domingos también tenían que ir a algunos actos y participar a discreción de los responsables. Y, si querían ganar más dinero, debían de trabajar poniendo copas en el bar Canalla, situado a la salida de la función de Malinche.
En sus distintas apariciones públicas, la bailarina, que sigue en Madrid como solicitante de asilo, hizo referencia al mal trato recibido por los directores de la compañía. Incluso aludió a esas posibles retenciones o encierros cuando quería llamar a su madre para informarle de la situación que estaba viviendo.
Su abogado solicita ahora la nulidad del archivo y que se reabra el procedimiento para que se investiguen esas situaciones y esos momentos por considerar que puede haberse cometido un delito de “detención ilegal” contra su defendida.
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