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electricidad
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El apartamento de la luz prendida

En las noches, la iluminación hace muy notoria una escena que me pone a elucubrar el porqué de la luz prendida todo el tiempo y el tamaño de la cuenta por el servicio de energía

Un hombre frente a su ventana

Frente a mi habitación hay un bloque de apartamentos y uno de ellos permanece con la luz prendida las 24 horas del día. Está perfectamente decorado en su interior y tiene dos mesitas de hierro, con sus asientos, en la terraza, separadas por materas de regular tamaño con árboles pequeños muy verdes. Lo habitan dos personas que se ven excepcionalmente, un señor grande de estatura con poco pelo y un ayudante de cocina vestido de casaca blanca.

En las noches, la iluminación —con el resto de los apartamentos apagados— hace muy notoria una escena que, cuando voy al baño, me despista y me pone a elucubrar el porqué de la luz prendida todo el tiempo y el tamaño de la cuenta por el servicio de energía. Como madrugo tanto por la necesidad de llegar a tiempo a La W, la luz me hace pensar que ya es hora de bañarme, lo que el reloj por fortuna se encarga de contradecir.

“¿Será por susto?”, me pregunto. Los expertos consideran que las personas que mantienen las luces encendidas asocian el cerebro al día y por consiguiente siguen activos. La luz encendida por la noche hace que la hormona del sueño, llamada melatonina, se desequilibre. Además, se supone que dormir con la luz encendida provoca alteraciones al sueño profundo. Los niños que le tienen miedo a la oscuridad piden dejar prendida la luz, lo que demora la conciliación del sueño. En el apartamento de la luz prendida no hay niños. Las personas que se ven adentro son mayores. Tampoco sabemos si las luces también permanecen encendidas en las habitaciones que no se ven.

Según el sitio de internet pikoling.com, existen estudios que han puesto de manifiesto los perjuicios que tiene para la salud dormir con alguna luz encendida. En la investigación Mantén a los niños en la oscuridad, publicado por la revista Nature, los investigadores del Medical Center de la Universidad de Pensilvania y el Children’s Hospital de Filadelfia analizaron la información proporcionada por los padres de 479 de sus pacientes en una clínica de oftalmología pediátrica. El objetivo del estudio era establecer una relación entre dormir habitualmente con la luz encendida entre el nacimiento y los dos años de edad, y un incremento de la miopía. El resultado, obvio, favoreció a los que dormían con la luz apagada.

Entiendo perfectamente que uno no debe espiar a los vecinos como en la película famosa La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock, en la que un hombre en silla de ruedas que representa James Stewart, en compañía del personaje de Grace Kelly, les sigue la pista a los vecinos a través de unos prismáticos y descubre un asesinato. Pero la luz prendida de mi vecino no exige el uso de binóculos.

Matado por la curiosidad, resolví preguntar en la istración del edificio quién es el del apartamento que no apaga la luz. Me dicen que se trata del embajador (encargado) de Estados Unidos, y por consiguiente deben ser algunas medidas de seguridad las que justifican el misterio que llamó mi atención. Eso de ser embajador exige sacrificios que obligan a mantener la luz prendida toda la noche. Qué pena con el señor embajador.

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