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Un apagón eléctrico masivo en España y Portugal desata el caos

La luz está regresando en diversas zonas del país. Sánchez asegura que no hay datos concluyentes sobre las causas y no descarta ninguna hipótesis

Aeropuerto de Madrid-Barajas durante el apagón de este lunes Foto: Jaime VillanuevA | Vídeo: EPV

El peor apagón eléctrico de la historia reciente de España provocó este lunes un aluvión de problemas en la actividad de comercios e industria, comunicaciones móviles, carreteras, trenes y aeropuertos, colegios y centros sanitarios. Pasado el mediodía, millones de ciudadanos de España —salvo en las islas— y Portugal, vieron de repente cómo luces y aparatos dejaban de funcionar, y gestos como mandar un mensaje y llamar por teléfono móvil, o incluso consultar internet, se volvían imposibles. Lejos de ser un fallo puntual, como la mayoría esperaba en un primer instante, la situación se prolongó durante largas horas en las que dos grandes preguntas sobrevolaron la escena: cuál había sido la causa del incidente, y cuánto tiempo iba a durar.

En plena crisis geopolítica global, las especulaciones sobre un ciberataque no tardaron en aparecer. Sin embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, informó en una comparecencia en Moncloa que no existe “información concluyente” sobre lo sucedido. En su segunda intervención, al filo de las once de la noche, Sánchez informó de que se había restablecido casi el 50% del suministro. “Prácticamente, todas las comunidades autónomas registran mejoría”, dijo. Y anunció que se liberarán reservas estratégicas de petróleo para tres días con el objetivo de garantizar el suministro energético.

Mientras el ciudadano de a pie aguardaba respuestas impaciente, España se adentraba en la era analógica y retrocedía al siglo XIX de golpe y porrazo. Semáforos fuera de servicio, atascos kilométricos, peatones deambulando en caminatas inacabables ante la falta de transporte público y haciendo gestos a los coches de que se detuviesen para cruzar la calle sin ser atropellados, autobuses llenos a reventar en los que alguno se hacía hueco a empujones nada más abrirse una puerta, familiares desesperados por comunicarse entre sí para acordar cosas tan elementales como quién recoge al niño del colegio, hospitales a medio gas donde primaban las intervenciones urgentes y se aplazaban las ordinarias, pasajeros sin tren ni vuelo, rescates en metros y ascensores, frigoríficos de restaurantes y hogares descongelándose, colas en pequeños comercios por el cierre de supermercados, cajeros de los que no se podía sacar dinero, pagos solo en efectivo, y transistores a pilas a pleno rendimiento para informarse eran parte del inesperado paisaje de un lunes que había amanecido tan normal como cualquier otro.

Aunque se ignora el por qué, si hay más detalles sobre el cómo ocurrió. Según Red Eléctrica, la empresa pública española responsable de las conexiones, a las 12.32 horas se detectó “una oscilación muy fuerte en los flujos de potencia” de las redes eléctricas debida a una pérdida de generación, es decir, a una caída en la producción de electricidad. La pérdida de potencia estuvo motivada por la desaparición durante cinco segundos de los 15 GW de generación (equivalentes al 60% de la generación eléctrica), por lo que el colapso desencadenó la desconexión del sistema eléctrico español del europeo, que se basa en una interconexión con Francia.

Los cortes de luz se fueron solventando paulatinamente según avanzaba el día, pero con lentitud. Las autoridades se movían entre el desconcierto por una situación inédita y las recomendaciones a una población desconectada y ávida por volver a sus rutinas interrumpidas, en la que difícilmente podían tener calado esas instrucciones.

Poco antes de las tres de la tarde, Red Eléctrica apuntaba a una recuperación del suministro en un plazo de entre seis y diez horas. Y subrayaba lo insólito del parón: “Nunca había ocurrido algo así, es un incidente absolutamente excepcional”. Bajo la declaración subyace un nuevo riesgo que a partir de ahora ha dejado de ser ficción, el de los apagones, que junto a su impacto millonario y el contratiempo causado a negocios y particulares, transmite una sensación de vulnerabilidad y arroja múltiples dudas. La primera de ellas (y la que más preocupa) si es posible que vuelva a repetirse a corto plazo. Y la segunda, si pudo haberse evitado y cómo, lo cual estaría vinculado además con la asunción de responsabilidades de quienes no anticiparon ese escenario.

Otra gran incógnita es la causa del gran apagón. Durante su comparecencia ante los medios, pasadas más de cinco horas desde el inicio de la crisis, Sánchez extremó la prudencia. “Todavía se están estudiando las causas. Es mejor no especular”, señaló el presidente, quien añadió que no se descarta ninguna hipótesis. Sánchez pidió a los ciudadanos que redujeran los desplazamientos, que se informasen únicamente por cauces oficiales para evitar la propagación de bulos, y que hiciesen un uso responsable del móvil, con llamadas cortas y solo en caso de que fuera necesario, si bien muchos no podían comunicarse aunque quisieran. “Es un día difícil”, afirmó Sánchez, “de tremendo impacto y trascendencia”.

El servicio eléctrico empezó a recuperarse en algunas áreas a partir de las 13:30, apoyado en las interconexiones con Francia y Marruecos. Poco antes de las 19.00, Red Eléctrica desveló que el servicio se había restablecido ya en zonas de Andalucía, Cataluña, Aragón, País Vasco, Galicia, Asturias, La Rioja, Navarra, Castilla y León, Extremadura, Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla La Mancha y Madrid. El gestor estaba trabajando todavía por la noche con las principales empresas energéticas del país, valiéndose de las interconexiones, para ir restaurando el suministro en zonas de los extremos sur y del norte del país. Sánchez agradeció a Francia y Marruecos su colaboración.

El poder autonómico también ha entrado en escena para delegar funciones. Andalucía, Extremadura, Murcia, La Rioja y Madrid han solicitado al Gobierno central la declaración del nivel tres de emergencia de protección civil. “El Gobierno ha aceptado su solicitud y va a asumir la gestión, y hará lo propio con otras que quieran”, según el presidente del Gobierno. Anteriormente, Sánchez presidió una reunión en el Centro de Control de Red Eléctrica, junto a las vicepresidentas primera, María Jesús Montero, y tercera, Sara Aagesen, además de varios ministros involucrados. También se reunió en dos ocasiones de forma extraordinaria y presidido por Sánchez el Consejo de Seguridad Nacional, a mediodía y desde las 19.00 horas.

Aunque la presión por saber lo ocurrido es grande ante un evento de estas características, la consigna en las instituciones que están lidiando con él es no precipitarse en el diagnóstico. Desde Red Eléctrica no quisieron apuntar posibles causas del apagón masivo: “No hay constancia de la causa del incidente, y no podemos entrar en especulaciones sobre el origen. Todo se analizará con todo nivel de detalle”, apuntó Eduardo Prieto, responsable de Servicios a la Operación. Tampoco la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, anticipó una causa, aunque señaló que, tras mantener os con las autoridades españolas y portuguesas, “no hay indicios de que haya sido provocado”. Por su parte, el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, explicó a la prensa que el origen del fallo estuvo en la red española.

El colapso fue solventado en algunos centros de trabajo y en servicios básicos como hospitales con grupos electrógenos de emergencia, pero eso estuvo lejos de impedir que la actividad económica, social y educativa de los dos países se viera en pocos minutos gravemente afectada. Tiendas y supermercados no pudieron cobrar a sus clientes con tarjeta, por lo que solo quienes contaban con efectivo podían realizar compras. Los servicios de rescate recibieron miles de llamadas de ciudadanos atrapados en ascensores o en vagones.

El corte eléctrico afectó también con fuerza a las telecomunicaciones. Hubo problemas generalizados para realizar llamadas desde el móvil, el servicio de mensajería WhatsApp funcionaba con cortes. Grandes firmas de telecomunicaciones estudiaban lo sucedido y trataban de normalizar el servicio lo antes posible. Telefónica activó el comité de crisis y Vodafone mantuvo su servicio de red móvil activo en más de un 60%. Diversos expertos apuntaron a que internet podía sobrevivir unas horas sin electricidad, pero no mucho tiempo más ya que, si bien los centros de datos están protegidos con grupos propios, la red depende de equipos intermedios de autonomía más corta.

Canarias y Baleares no se vieron afectadas por los apagones. Canarias cuenta con seis sistemas aislados, uno por isla. Están aislados de la España peninsular, y entre ellos. En el caso de Baleares está formado por dos sistemas separados: Mallorca-Menorca e Ibiza-Formentera. Ceuta y Melilla tampoco sufrieron el corte.

Fueron los mejor parados de una jornada que deja pocas respuestas y muchas preguntas por responder. Y que pasará a las páginas de la historia de España como el episodio en que el país volvió de repente, en cuestión de segundos, más de un siglo atrás.

Colapso en la movilidad

El sistema ferroviario dejó de funcionar con el apagón, dejando a miles de viajeros varados a mitad de trayecto, y a otros miles en las principales estaciones del país. En el sector aéreo se han producido retrasos e incidencias que afectan a distintas aerolíneas, con interrupciones en aeropuertos como el de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat, además de incidencias en puestos de facturación, escaleras mecánicas y recepción de equipajes. Los controladores aéreos han informado de regulaciones o reducciones de tráfico en los dos grandes hubs de la península: Madrid-Barajas y Lisboa, aunque la mayoría de vuelos pudo salir. Según informó Pedro Sánchez en una intervención anoche, de los 6.000 vuelos programados se suspendieron solo 344.

La jornada fue especialmente caótica en las grandes ciudades, donde las redes de metro y los trenes de cercanías suspendieron sus servicios. Los taxis se ofrecieron con cuentagotas, y dejaron de funcionar tanto las aplicaciones de los vehículos VTC como las de servicios de coche compartido o bicicleta compartida. La parálisis del transporte público, combinada con el irregular funcionamiento de los semáforos, provocó grandes atascos en las grandes ciudades, y en Madrid se cerraron los túneles de la circunvalación M-30. Debido al apagón generalizado en la península, la DGT pidió a la población que evitara coger el coche salvo en casos de extrema necesidad, por el peligro de accidentes. “La falta de suministro eléctrico no permite el funcionamiento de semáforos o es de señalización”, alertó. En algunos puntos se desplegó la policía para regular el tráfico.

Caminar se convirtió, de esta manera, en el modo más seguro de llegar de un punto a otro, lo que provocó desplazamientos de varias horas en las grandes ciudades. La red de autobuses, a su vez, se vio desbordada. A última hora de la tarde no había trenes de alta velocidad, ni de Cercanías, en Madrid o Valencia, tampoco Rodalies en Cataluña.

Suspenden intervenciones médicas no urgentes

El sistema sanitario siguió funcionando, ya que los hospitales cuentan con grupos electrógenos de respaldo para cortes de luz que pueden mantener durante horas en funcionamiento los equipos esenciales, como respiradores, monitores cardíacos, y otros dispositivos médicos vitales. Un portavoz del hospital Gregorio Marañón de Madrid explicó que hay activado un comité de emergencia para tomar decisiones en función de lo que dure la afectación, pero insistió en que la parte asistencial está cubierta. En el Hospital 12 de Octubre de Madrid, donde también entraron en funcionamiento estos sistemas de emergencia y disponen de luz, una portavoz indicó que las intervenciones que estaban en curso han continuado y las que no habían empezado se han suspendido por el momento, excepto las urgentes. El Hospital del Mar de Barcelona está funcionando con normalidad.

En Madrid, el servicio de Metro está interrumpido. Y se detectaron 174 incidencias en ascensores de la ciudad, según ha señalado el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. En Barcelona, por su parte, se produjeron al menos 23 evacuaciones en la red de Metro.

Parón en la industria

Resulta difícil encontrar un sector que haya salido indemne al gran apagón. Además de infraestructuras, comercio y telecomunicaciones, la gran industria también tiene dificultades para continuar con su actividad. Los fabricantes de coches Seat y Ford han parado sus líneas de producción. Otros complejos industriales, como el petroquímico de Tarragona, han activado la parada segura. Según ha podido confirmar este periódico, la planta de coches de Ford Almussafes se encuentra sin luz y con las líneas de producción totalmente paradas. “Los trabajadores están asustados, no saben qué ha pasado”, afirmó un portavoz de la compañía. El fabricante de camiones Iveco, que cuenta con fábricas en Madrid y Valladolid, también paró máquinas a la espera de que vuelva la luz.

El Banco de España ó durante este lunes con las principales entidades del país para monitorizar los servicios financieros. La actividad en las sucursales y cajeros sufrió incidencias al no disponer de sistemas de generación eléctrica de respaldo.

La Bolsa española (BME) operó con normalidad y confirmó que en ningún momento hubo interrupciones en la operativa bursátil. Fuentes del supervisor de los mercados, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), señalaron que “las infraestructuras del mercado están funcionando con normalidad”, aunque es posible que haya entidades financieras con problemas de conectividad que impidan la normal operativa a sus clientes.

Incidencia en Portugal

En Portugal, el apagón fue también generalizado. En el aeropuerto de Lisboa se vivió un gran desconcierto entre miles de pasajeros tras la caída del sistema eléctrico. Tampoco desde la istración portuguesa hay de momento ninguna explicación oficial sobre el fallo en la red eléctrica del país, que está afectando a la red de telecomunicaciones. Red Eléctrica Nacional, la empresa que gestiona la distribución, confirmó que se trata un fallo generalizado en todo el país y que está tratando de averiguar las causas.

El apagón causó la interrupción de los trenes y metros, aunque no afectó a la actividad de los hospitales, que igual que en España, están funcionando con generadores. También muchos vuelos sufrieron retrasos.

Los cortes impactaron solo levemente en zonas limítrofes con Francia. Ciudades como Perpiñán, señala el diario L’Indépendant, vivieron algunos cortes de luz puntuales.

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