Sánchez sostiene que Trump está haciendo mucho daño y confía en que recapacite
El presidente cree que la crisis de los aranceles prueba el riesgo de la internacional ultraderechista contra el que él alerta desde 2023


Todo ha cambiado en pocas semanas. La economía del planeta ya no es la misma, el riesgo de recesión global está encima de la mesa —aunque en España parece muy lejano, con su crecimiento del 3%— y también la política está cambiando, incluida la española. A bordo del avión que lo llevaba a Hanói, gran capital política de Vietnam, en el norte del país —este miércoles viajará también a la megalópolis y gran polo económico del sur, Ciudad Ho Chi Minh— Pedro Sánchez ha confirmado en una conversación informal con periodistas que él ve un cambio enorme en el orden global que se ha vivido en los últimos 80 años. A su juicio, Donald Trump fuerza a dar un giro a todas las estrategias —y por eso él estará primero en Vietnam y el viernes en China: para buscar alternativas comerciales y abrir nuevos mercados—, pero también vislumbra un giro importante en la política española que puede cambiar por completo el camino de la legislatura.
De momento ya hay negociación con el PP y, con idas y venidas, un nuevo tono entre los dos grandes partidos, pero sobre todo Sánchez cree que esta tormenta perfecta en los mercados provocada por Trump, que en su visión ha cometido un error de cálculo enorme, va a tener consecuencias políticas directas en España porque servirá para que se hagan más visible para los ciudadanos las consecuencias de lo que él siempre ha llamado “internacional ultraderechista” y también el riesgo de los partidos que pactan con ellos, en referencia al PP. Sánchez recuerda que él lleva más de tres años, pero especialmente en la campaña de 2023, alertando de las consecuencias de que la ultraderecha llegue al poder y aplique sus ideas. Y ahora se ve en todo el mundo con Trump, explica.
Pero sobre todo, pese a la vía abierta al diálogo entre los dos grandes partidos, Sánchez está especialmente interesado en aprovechar el momento para presionar al PP para que rompa con Vox. Es incompatible, explica el presidente, pactar los Presupuestos autonómicos con la ultraderecha, como está haciendo el PP, asumiendo parte de su discurso como ha hecho en la Comunidad Valenciana, y a la vez distanciarse de Trump, aliado de Vox, y decir que los aranceles son un error que hay que combatir. Con estas turbulencias mundiales, explica el presidente, se ve el riesgo que implica para Europa, para España y para la propia derecha tradicional la ultraderecha, y por eso no entiende por qué el PP no hace como otros partidos aliados suyos en Europa, como la alemana CDU, y cierra la puerta a cualquier alianza con Vox.
En el avión, cuando aún no se conocía que las aperturas de las bolsas iban a ser en positivo y frenar así algo la debacle de los últimos días, aunque las pérdidas acumuladas no se han recuperado, Sánchez ha explicado que, en su opinión, Trump se ha equivocado en el diagnóstico, porque en un mundo multipolar, muy conectado, esta guerra comercial va a hacer mucho daño en todo el planeta pero especial a la economía de EE UU. El presidente ha recordado que ya hay voces que señalan que llevará a la recesión en ese país y provocará un fuerte aumento de la inflación, precisamente lo contrario de lo que había prometido en su campaña electoral. Sánchez confía en que esas voces y otras, y sobre todo la repercusión directa de sus anuncios y el caos que ha provocado hagan que Trump recapacite y se abra a una negociación.
El presidente defiende con vehemencia la posición de la Comisión Europea, y habla muy bien de la cabeza fría que en su opinión está demostrando su presidenta, Ursula von der Leyen. Frente a otros líderes, como el francés Emmanuel Macron, que reclaman más contundencia y medidas de respuesta contra los gigantes tecnológicos de EE UU, Sánchez defiende la línea prudente de Von der Leyen, que se muestra abierta a una negociación.
Sánchez no niega que la situación es muy complicada, pero trata de ser optimista y cree que esto también genera una oportunidad para la UE para reforzar su unidad y mirar las cosas de otra manera, entre otras cuestiones con una mirada diferente hacia China o Vietnam, los dos países a los que también están viajando importantes de la Comisión Europea. A pesar de los vínculos de Giorgia Meloni con Donald Trump —la italiana acaba de anunciar que será recibida en la Casa Blanca el 17 de abril—, Sánchez está convencido de que ella no irá por libre porque la Unión Europea es un mercado único y las negociaciones sobre lo que afecta a Italia corresponden a la Comisión Europea, de modo que no puede haber nada bilateral en cuestiones comerciales de aranceles.
De hecho, Sánchez está convencido de que esta crisis reforzará la unidad europea, al contrario de lo que piensan algunos analistas. El presidente cree que si la Unión Europea se mantiene unida demostrará que tiene una gran capacidad negociadora ante Trump, porque es el mayor gigante comercial del planeta.
En este contexto, Sánchez cree que España tiene un papel muy relevante. Este viaje a Asia, según el presidente, resulta importante para probar que España puede ser un constructor de alianzas más equilibradas entre China y la Unión Europea, pero también con América y con África, por la posición geográfica española que le da un lugar destacado. Y el presidente del Gobierno no va por libre, sino que tiene un o permanente con Von der Leyen, pero ha suavizado mucho su posición sobre China -España pasó del sí a la abstención en la votación sobre los aranceles a los coches chinos en la UE después el último viaje, el año pasado- y ahora, con este giro de Trump, cree que hay que mirar de manera diferente a estos dos países asiáticos.
En cualquier caso, el presidente recuerda que el gran problema con China -también con Vietnam, aunque el volumen de intercambio es mucho menor- es el enorme déficit comercial que tiene el gigante con la UE y con España, que tiene que ver con su propia dinámica exportadora de bienes baratos pero también con las dificultades que los chinos ponen a la entrada en su mercado de empresas españolas y europeas en general. Ese es uno de los grandes objetivos del viaje, convencer a Xi Jinping de que abra más sus mercados, aunque Sánchez ya lo intentó en viajes anteriores y de momento no ha habido muchos resultados.
Mientas en China ya hay mucho trabajo hecho, en Vietnam está casi todo por explorar y las empresas que acompañan a Sánchez en el viaje -ADIF, Grupo Antolín, EM&E, Indra, Palladium, PREMO, Recover, Renfe, Rolser, Talgo- buscan grandes contratos de obra pública y cuestiones similares para un país en pleno crecimiento económico y desarrollo de infraestructuras, aunque ahora en shock porque el 30% de PIB depende de las exportaciones a EE UU y necesita evitar a toda costa esos aranceles que les ha puesto a Trump, y por eso se han ofrecido a una negociación con el presidente de EE UU. Sánchez inicia así un viaje en plenas turbulencias, en dos de los países con más protagonismo en esta crisis, y convencido de que nada será igual después de esta semana frenética, tampoco en la política española.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
