El temor a redadas migratorias obliga a cancelar eventos culturales en Estados Unidos
Chicago, Filadelfia y Oregón suspenden festivales latinos ante el endurecimiento de las políticas migratorias de la istración Trump


El desfile anual del Cinco de Mayo en Chicago fue cancelado. Con ello, más de 100.000 personas se quedaron sin la oportunidad de conmemorar la victoria del ejército mexicano sobre las tropas sas en la Batalla de Puebla. Este día, que en Estados Unidos se ha convertido en una celebración cultural de gran importancia para la comunidad mexicoamericana, ha sido interrumpido este año por el miedo.
Por esta razón, las calles de La Villita (el corazón mexicano de Chicago), permanecerán en silencio este lunes. “Nuestra comunidad está muy asustada por las redadas y la amenaza que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha impuesto a las familias que trabajan incansablemente para brindar un futuro mejor a sus hijos”, declararon los organizadores en un comunicado.
El tradicional desfile, que durante décadas ha sido una manifestación pública de orgullo, identidad y resistencia en la Capital de las Quinceañeras del Medio Oeste, no se llevará a cabo. “No hay nada que celebrar”, expresó Héctor Escobar, presidente de Casa Puebla y de la Cámara de Comercio de Cermak Road, en entrevista con el Chicago Sun-Times.
Y luego está el golpe menos visible, pero igualmente devastador: el económico. Según estimaciones de la Cámara de Comercio, la cancelación del desfile del Cinco de Mayo podría costarle a la ciudad más de 1,5 millones de dólares en ingresos directos. Para los negocios locales, la pérdida oscilaría entre los 5 y 6 millones de dólares por la disminución de visitantes.
Pero lo que ocurre en Chicago no es un caso aislado. En Filadelfia, el tradicional Carnaval de Puebla que se tenía previsto para el 26 de abril, enfrentó la misma presión. La que fuera la primera capital de Estados Unidos tomó la misma decisión ante el creciente temor de las familias migrantes. “Es un tiempo de cautela. Nadie quiere arriesgarse”, explicó Olga Rentería, organizadora del carnaval, en declaraciones a CNN.
La misma historia se repite en Oregón. En Woodburn, una localidad con fuerte presencia latina, el Latino Fest fue suspendido. Catalina Sánchez Frank, directora ejecutiva de Latino Community Association (LCA), destacó el creciente temor entre los migrantes a ser identificados, perfilados racialmente o detenidos simplemente por participar en una celebración cultural. “Creemos en crear espacios seguros, acogedores e inclusivos. Si no podemos garantizarlo en este momento, es más ético hacer una pausa y retomarlo cuando el entorno sea más propicio”, se lee en el comunicado oficial del evento.
Lo que antes era motivo de orgullo y encuentro comunitario, hoy se ha convertido en un foco de vulnerabilidad. Las políticas migratorias cada vez más agresivas promovidas durante los 100 primeros días de la istración Trump —como el fin del parole humanitario, la deportación de migrantes al Centro del Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, la eliminación de protecciones para ciudades santuario y el aumento de operativos de ICE en espacios públicos— han generado un ambiente de ansiedad que trasciende fronteras estatales.
En todas estas ciudades, la cancelación de celebraciones no responde únicamente a cuestiones logísticas. Se trata de una decisión de supervivencia. Un acto de protección frente a un clima de hostilidad que ha permeado la vida cotidiana de millones de personas. Lo que antes era motivo de orgullo y celebración para las comunidades latinas —sus tradiciones, su cultura, sus espacios públicos— hoy se ha convertido en motivo de preocupación.
Las festividades que en años anteriores unían a miles de personas en las calles ahora se ven interrumpidas por el temor. En lugar de banderas ondeando, hay puertas cerradas. En lugar de música de mariachi, hay silencio.
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