Agenda Sala Cuna para Chile: la importancia de avanzar en oportunidades para las niñas, niños y familias
Cada sala cuna a la que accede un niño o una niña es mucho más que un lugar físico: es una puerta abierta a mejores oportunidades, a un desarrollo integral, y a un país más inclusivo

Estoy convencida de que las nuevas generaciones deben contar con todas las condiciones necesarias para desplegar su potencial, y eso comienza desde la primera infancia. Las niñas y los niños necesitan una educación parvularia de calidad, con cuidado y oportunidades reales para aprender y crecer. Ellos y ellas no sólo son el futuro de Chile: son también nuestro presente, y por eso tenemos la responsabilidad de asegurarles hoy una vida digna desde sus primeros pasos. Una educación parvularia de calidad no solo les permite desarrollar plenamente su potencial y acceder a mejores oportunidades a lo largo de su vida, sino que también es una herramienta eficaz para combatir la desigualdad desde la cuna. Mejorar sus condiciones desde la más temprana edad no es solo una tarea educativa, es un imperativo ético y una apuesta por un país más justo.
Durante mi gobierno, la educación parvularia fue una prioridad. Por eso impulsamos una expansión histórica de la cobertura de salas cuna y jardines infantiles, sumando 70.000 nuevos cupos a lo largo de todo Chile. Además, proyectamos la construcción de 800 nuevos establecimientos para marzo de 2018, con el objetivo de que más niñas y niños pudieran acceder a una educación temprana de calidad, sin importar su lugar de origen ni la situación económica de sus familias.
Ese compromiso con la primera infancia también se expresó en la creación de una institucionalidad especializada: la Subsecretaría de Educación Parvularia, que este 2025 cumple 10 años desde su puesta en marcha durante mi segundo gobierno. Esta subsecretaría representa un paso fundamental en la construcción de una mirada sistémica e integral del primer nivel educativo, reconociendo que la educación inicial es el punto de partida de la trayectoria educativa y vital de cada niño y niña.
Gracias a ese trabajo sostenido, hoy Chile cuenta con una educación parvularia pública de calidad, que ha transformado al país en un referente a nivel latinoamericano e internacional. Ese avance no es fruto del azar, sino de políticas de Estado que han trascendido los ciclos políticos y que han consolidado una visión compartida centrada en el bienestar integral de la niñez.
Por eso celebro que el gobierno del presidente Gabriel Boric haya dado continuidad a esta perspectiva a través de la Agenda Sala Cuna para Chile. Esta iniciativa aborda con decisión los desafíos estructurales del nivel parvulario, fortaleciendo su componente educativo y proyectando su desarrollo con una mirada moderna y centrada en los niños y niñas. La reciente aprobación del proyecto de ley que moderniza la oferta de Educación Parvularia es un paso muy relevante: por primera vez, este nivel educativo cuenta con una iniciativa legislativa enfocada exclusivamente en sus particularidades, permitiendo mejorar progresivamente la calidad, gestionar con eficiencia la oferta disponible, y adaptarse a los cambios sociales y demográficos.
Sin embargo, aún tenemos importantes desafíos por delante. Hoy, uno de los más urgentes es avanzar con decisión en la segunda iniciativa legislativa de la Agenda Sala Cuna para Chile, que busca modificar el Código del Trabajo para ampliar el derecho a sala cuna a todas las mujeres trabajadoras, incluyendo aquellas en empresas con menos de 20 trabajadoras, a honorarios, y también a los padres. Esta política tiene un doble valor: es una medida crucial para el bienestar de la infancia, y una herramienta concreta para reducir las brechas de género en el ámbito laboral.
Sabemos que la participación laboral de las mujeres en nuestro país sigue siendo cerca de 20 puntos porcentuales más baja que la de los hombres. Garantizar el derecho a la sala cuna es fundamental para que más mujeres puedan planificar sus vidas, acceder a ingresos propios y ejercer plenamente su autonomía. Todo ello desde una lógica de corresponsabilidad, promoviendo un equilibrio entre la vida familiar y el trabajo, y asegurando que los servicios disponibles sean siempre de calidad.
La evidencia es contundente: intervenir desde los primeros meses de vida es clave para el desarrollo emocional, cognitivo y social de niñas y niños. Por eso, el a salas cuna con proyectos pedagógicos pertinentes, centrados en su singularidad, debe seguir siendo una prioridad en nuestra agenda pública.
La Agenda Sala Cuna para Chile nos presenta una oportunidad histórica para construir un gran acuerdo nacional, con todos los sectores, que garantice el de más familias a espacios educativos seguros, estimulantes y afectivos. Cada sala cuna a la que accede un niño o una niña es mucho más que un lugar físico: es una puerta abierta a mejores oportunidades, a un desarrollo integral, y a un país más inclusivo.
Porque cuando cuidamos y educamos bien desde el comienzo, estamos sembrando el futuro. Y ese futuro, estoy segura, puede y debe ser más justo para todas y todos.
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