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Los que se encienden cuando todo se apaga: “Hubo miedo a que los grupos electrógenos quedasen sin diésel”

Así fue la carrera de obstáculos de la empresa gallega que suministra estos equipos a centros sanitarios de toda España

Fernando Cueto y Ángeles Santos, en la sede de Genesal Energy en Bergondo (A Coruña).
Sonia Vizoso

Trabajadores de una nave del polígono empresarial de Bergondo (A Coruña) empezaron a desperdigarse en parejas por Galicia y hasta Madrid mientras todo se apagaba en la península Ibérica. Son empleados de Genesal Energy, la empresa gallega que suministra y mantiene grupos electrógenos en centros sanitarios de toda España, desde el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) al 12 de Octubre de Madrid, pasando por hospitales de Toledo o Albacete o centros de diálisis en Valladolid o Martorell. Incomunicados con sus clientes, sin conocer si estaban funcionando bien esas máquinas vitales en una emergencia como la sufrida en las últimas horas, decidieron echarse a las carreteras. De dos en dos, para que uno pudiera volver a base y hacer de mensajero. Tuvieron que recorrer 10 kilómetros solo para hacer llamadas desde un selecto punto de la comarca coruñesa ungido por la cobertura. O subir 12 pisos para ar con el informático de la compañía tras el bloqueo del sistema robotizado que impedía acceder al material en sus almacenes.

Lo cuentan, en el día después y tras una noche en vela, Fernando Cueto, responsable del servicio de asistencia técnica de la compañía, y Ángeles Santos, directora de Recursos Humanos. “Somos una empresa silenciosa: si no hay problemas, no salimos”, apunta Santos.

En cuanto fueron conscientes de la magnitud del apagón, en Genesal Energy se constituyó un gabinete de crisis y se activó el protocolo de emergencia que tanto les ayudó en la pandemia y que permanecía hibernando desde entonces. “En aquella época fuimos empresa esencial y ya nos funcionó. Algo aprendimos con la covid”, resalta Santos. Esa estrategia prevé el acopio de gasóleo con el que funcionan los grupos electrógenos, un asunto crucial que en este histórico apagón se ha revelado como crítico. Tuvieron suerte; a sus proveedores los cogió con reservas en el camión. Pero ante la incertidumbre, nadie podía asegurar que fueran suficientes.

Guillermo Docampo fundó la empresa en 1994 con el padre de Cueto, ahora jubilado. Hoy en día su criatura factura unos 30 millones de euros, mantiene más de 1.000 grupos electrógenos y sirve estos equipos autónomos en el desierto chileno de Atacama para resistir el calor y en Finlandia, para aguantar temperaturas bajo cero. “Si esto llega a durar más, el combustible hubiera sido un problema”, afirma. En el hospital 12 de Octubre se consumieron 22.000 litros durante las 12 horas en las que el centro madrileño tuvo que sobrevivir sin electricidad. “Les quedaba poco más, estaban asustados”, señala Docampo. Para alimentar los equipos autónomos del Materno-Infantil de A Coruña, se envió desde la refinería de la ciudad un camión escoltado por la policía, añade. “El suministro del diésel es un problema grave”, confirma Santos. “La gente a lo que tenía miedo ya no era a no tener grupo [electrógeno], era a poder no tener el suministro. Nosotros sí dotamos de suministro, pero no podemos garantizarlo. Recurrimos a Emergencias [de la Xunta] para que lo hicieran. Y otras entidades ayudaron”.

Trabajadores de la compañía gallega, dentro de uno de los equipos que fabrican.

Además de los hospitales, fueron prioridad en su trabajo de asistencia las personas que dependen de un respirador para vivir. aron con el Ayuntamiento de Bergondo y se ofrecieron para atenderlas a domicilio. Prestaron servicio también al centro de discapacitados AP que el Imserso tiene en este municipio coruñés. Con la gran mayoría de estaciones de servicio cerradas, uno de sus equipos se instaló de forma improvisada en la gasolinera del polígono industrial donde está su sede. De esta forma, el establecimiento pudo abrir y, al mismo tiempo, garantizar combustible para otros grupos electrógenos, Protección Civil o los vehículos con los que Genesal Energy visitó los centros sanitarios.

El peor momento lo vivieron en esta empresa a media tarde. A las 14 horas empezaron a depender de las llamadas de Whatsapp, pero a las 19 horas ya no les funcionaba su wifi. Hasta tuvieron que recurrir a Protección Civil de Bergondo para que ase por walkie-talkie con sus colegas de emergencias en Vilagarcía de Arousa y estos avisasen a uno de los técnicos de la empresa para que acudiese a un hospital. A las tres de la madrugada, salieron otros dos trabajadores de Genesal Energy en sendas furgonetas para apoyar a su delegación en Madrid en la asistencia a centros hospitalarios donde los equipos son más grandes. El 12 de Octubre, por ejemplo, depende de cuatro máquinas dotadas para dar un abastecimiento equivalente al que precisan 5.000 viviendas. Una hora después, otra pareja partió hacia el Álvaro Cunqueiro de Vigo. “Fue complicado, pero logramos garantizar el suministro a hospitales de toda España”, celebra Santos.

El gran apagón le ha llegado a esta empresa en un momento de auge por la proliferación de centros de datos. Estas instalaciones tienen tal consumo eléctrico que necesitan equipos autónomos como los que fabrica en Bergondo esta plantilla de 140 trabajadores. De allí han viajado a Finlandia, Noruega o Reino Unido. Sus grupos electrógenos también están en Mozambique, Bolivia, México o Camerún. Y hasta en el túnel combinado de carretera y ferrocarril sumergido más largo del mundo (el Fehmarnbelt) que se construye entre Dinamarca y Alemania.

A Guillermo Docampo, cofundador de Genesal Energy, le ha impactado la “dependencia extrema” de la energía y las comunicaciones que este apagón ha revelado: “Me asustó que al final todo dependa de la energía y del teléfono. Si las antenas o la fibra óptica no tienen suministro energético, estás vendido”. A su lado, Cueto recuerda la felicidad que sintieron cuando, de madrugada, vieron las luces encenderse en las casas de alrededor. Llegaba el momento de volver a ser “una empresa silenciosa”.

Operarios trabajan en un gran grupo electrógeno en la sede de la empresa en Bergondo.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.
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