window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.diariosergipano.net";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.diariosergipano.net";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Tunea tu mantequilla | El Comidista | Gastronomía | EL PAÍS{"@context":"https://schema.org/","@type":["NewsArticle","Article","ReportageNewsArticle"],"headline":"Tunea tu mantequilla","datePublished":"2013-11-18T07:00:00+01:00","dateModified":"2013-11-18T07:00:00+01:00","copyrightYear":2025,"description":"tunea-tu-mantequilla","articleBody":"No estoy negando que el extra virgen sea una grasa más sana para consumo habitual que la mantequilla. Tampoco que esta última deba ser istrada en dosis moderadas, tanto por el bien de nuestras arterias como por el de nuestro paladar. La mantequilla utilizada a cascoporro en la cocina puede llegar a cansar, pero eso no significa que no podamos tirar de ella para realzar determinados platos, o simplemente consumirla untada en pan (o, placer de los placeres, entre dos galletas María) de vez en cuando. Este derivado de la leche es, además, un producto muy tuneable, al que le podemos dar un montón de matices de forma muy sencilla. Basta con dejarla a temperatura ambiente (si es invierno y vives en un iglú, mejor ponerla en una zona cálida de la casa), añadirle los ingredientes que queramos picados finos, ponerla en plástico transparente para hacer un rulo y a la nevera. Enseguida se habrá impregnado de los sabores de éstos, y tendremos una fantástica mantequilla de lo que sea, pero como la potencia del sabor aumenta con el tiempo, será en un par de días cuando la mezcla alcance todo su esplendor. Es importante tener este factor en cuenta con cosas como el ajo o el picante: si os parecen justo a vuestro gusto en el momento de la preparación, se pueden volver de potencia fotónica cuando reposen. Además estas mantequillas son una buenísima manera de dar salida a las sobras de, por ejemplo, unas sardinas a la brasa, hierbas aromáticas de las que necesitabas dos ramitas pero te han hecho comprar un ramazo o esas tres anchoas que languidecen en el fondo de una lata. La grasa alargará la vida a estos restos, potenciará su aroma y sabor y dará lugar a un nuevo elemento que os puede sacar de más de un marroncete cuando hay que improvisar una comida o picoteo: con un simple puñado de buena pasta y algo que orbite por la nevera se puede conseguir un plato más que digno. Aquí tenéis cuatro propuestas deliciosas con algunas sugerencias de empleo. Cuando las preparamos, las dejamos en una mesa del despacho compartido en el que trabajamos con dos barritas de pan, para que el que quisiera se pusiera un canapé. En unos 10 minutos no quedaba ni una miga, después de que se oyera la pregunta "¿¿¿¿¿pero esto es mantequilla????";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}.a_e_rb .a_e_cs_t{width:6.5rem;height:1.875rem}} Ir al contenido
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Tunea tu mantequilla

Mikel López Iturriaga

No estoy negando que el extra virgen sea una grasa más sana para consumo habitual que la mantequilla. Tampoco que esta última deba ser istrada en dosis moderadas, tanto por el bien de nuestras arterias como por el de nuestro paladar. La mantequilla utilizada a cascoporro en la cocina puede llegar a cansar, pero eso no significa que no podamos tirar de ella para realzar determinados platos, o simplemente consumirla untada en pan (o, placer de los placeres, entre dos galletas María) de vez en cuando.

Este derivado de la leche es, además, un producto muy tuneable, al que le podemos dar un montón de matices de forma muy sencilla. Basta con dejarla a temperatura ambiente (si es invierno y vives en un iglú, mejor ponerla en una zona cálida de la casa), añadirle los ingredientes que queramos picados finos, ponerla en plástico transparente para hacer un rulo y a la nevera. Enseguida se habrá impregnado de los sabores de éstos, y tendremos una fantástica mantequilla de lo que sea, pero como la potencia del sabor aumenta con el tiempo, será en un par de días cuando la mezcla alcance todo su esplendor. Es importante tener este factor en cuenta con cosas como el ajo o el picante: si os parecen justo a vuestro gusto en el momento de la preparación, se pueden volver de potencia fotónica cuando reposen.

Además estas mantequillas son una buenísima manera de dar salida a las sobras de, por ejemplo, unas sardinas a la brasa, hierbas aromáticas de las que necesitabas dos ramitas pero te han hecho comprar un ramazo o esas tres anchoas que languidecen en el fondo de una lata. La grasa alargará la vida a estos restos, potenciará su aroma y sabor y dará lugar a un nuevo elemento que os puede sacar de más de un marroncete cuando hay que improvisar una comida o picoteo: con un simple puñado de buena pasta y algo que orbite por la nevera se puede conseguir un plato más que digno.

Aquí tenéis cuatro propuestas deliciosas con algunas sugerencias de empleo. Cuando las preparamos, las dejamos en una mesa del despacho compartido en el que trabajamos con dos barritas de pan, para que el que quisiera se pusiera un canapé. En unos 10 minutos no quedaba ni una miga, después de que se oyera la pregunta "¿¿¿¿¿pero esto es mantequilla????"> window._taboola = window._taboola || []; _taboola.push({mode:'thumbs-feed-01',container:'taboola-below-article-thumbnails',placement:'Below Article Thumbnails',target_type:'mix'});

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