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La kulebiaka suele tener una forma alargada y algo alta. La envoltura es en origen una masa fermentada abriochada, enriquecida con mantequilla y huevos. Dicen que para que la kulebiaka merezca tal nombre se debe emplear en la masa sebo de riñonada, y me arriesgo a que nuestra empanada no pase un examen ruso. Los rellenos más habituales de una kulebiaka rusa comme-il-faut son carne y arroz con huevo picado y cebolla; repollo rehogado con huevos duros, cebolla y champiñones; trigo sarraceno con cebolla y pescado, o pescado y arroz con cebolla. Es frecuente que tenga varias capas interiores separadas entre sí por crepes, que no solo mantienen los distintos rellenos a raya, sin mezclarse, sino que le aportan algo de estructura al cortarla si la empanada es muy alta.
Pero la modalidad más conocida en Occidente de kulebiaka lleva siempre pescado, concretamente salmón, con las pautas que marcó el cocinero y hostelero francés Auguste Escoffier. Parece que este pastelón lo introdujo Escoffier en Francia a principios del siglo XX; incluyendo una receta en su famosísimo manual Le Guide Culinaire. Cuando Escoffier era un joven aprendiz en el Restaurant Français de su tío en Niza, en la Riviera sa, frecuentaban el establecimiento oficiales de la armada rusa que recalaban en un puerto cercano. Este hecho y la coincidencia con un cocinero ruso del restaurante, que se ocupaba de preparar platos rusos para tales oficiales, propició que el joven Escoffier aprendiera a elaborar la kulebiaka, que acabó popularizando tanto en Francia que muchos paisanos suyos piensan que es un plato francés.
Cuenta en su libro La cocina rusa la señora Tatiana M. Maslenikoff, fundadora del primer restaurante ruso de la ciudad de Madrid en 1969, El cosaco (que aún pervive en la Plaza de la Paja), que para preparar una auténtica kulebiaka es preceptivo emplear la espina dorsal del esturión, vesiga, un ingrediente caro y muy valorado en la cocina rusa clásica, que se presenta seco, en forma de cinta blanca y opaca (Escoffier la incluye en su receta clásica de koulibiac). Como no es cosa fácil de encontrar en España, doña Tatiana recomienda sustituirla por fideos chinos de arroz, de los que afirma que tienen una consistencia muy parecida (una curiosidad: el tuétano de la espina dorsal del esturión formaba parte del consomé Olga del menú de la última cena del Titanic).
Si queremos emplear un ingrediente muy eslavo, también podemos cambiar el arroz del relleno por trigo sarraceno cocido, y hay quien dice que es imprescindible sazonar el conjunto con eneldo fresco. Para facilitar la tarea de preparar este pastelón no solo no empleo tuétano de esturión ni crepes en el interior de mi kulebiaka, sino que además te digo que si no te apetece preparar la masa casera, optes por emplear un hojaldre comercial y santas pascuas.
Dificultad: No demasiada, esta receta es más laboriosa que difícil.
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