Los mil desplantes de Noroña: riñas en el Senado, insultos en la calle y gritos en conferencias
Las polémicas del senador de Morena provocan críticas fuera y dentro de su partido. La última, obligar a un ciudadano a pedirle disculpas públicas por increparle en un aeropuerto


Gerardo Fernández Noroña (Ciudad de México, 65 años) se forjó en la lucha izquierdista al calor de la protesta en la calle, en la época en la que confrontar al partido en el poder —largamente el PRI y luego el PAN— implicaba llevarse garrotes policiales, y en los casos más graves costaba la libertad o la vida. La historia de muchos líderes de la izquierda mexicana da testimonio de ello. Desde esas luchas protestó, desafió y gritó Noroña, como se le conoce al hoy senador de Morena. Es muy representativo el momento en que el político fue arrastrado a la fuerza por policías mientras se manifestaba afuera del Senado, hace una década. Muchas cosas han cambiado. Ahora Noroña también protesta y desafía y grita, pero ya desde la altura de la presidencia de la Cámara alta, cargo al que ha llegado aupado por la enorme popularidad del partido de Andrés Manuel López Obrador. No es que se haya nivelado la asimetría, más bien se ha invertido.
Noroña, que ha procurado un carácter rebelde, desparpajado, a veces insolente, ha sido el objetivo favorito de muchos opositores a Morena. Allí donde lo encuentran en las calles, los supermercados, los aeropuertos, le gritan, le insultan, le reclaman. Él no se amilana. Devuelve el envión con el mismo efecto pernicioso. Hace unas semanas, se cruzó en un aeropuerto con la familia del expresidente Felipe Calderón, del PAN, enemigo acérrimo de Morena, y riñó con el hijo del exmandatario, varios años menor que él. En 2022, cuando intentaba convertirse en candidato presidencial del oficialismo, fue increpado mientras hacía las compras en un City Market, que vende productos gourmet. Las personas que le reclamaron veían una contradicción en él con el discurso morenista de la austeridad. Noroña defendió su derecho a comprar donde le plazca y calificó a sus críticos de “acomplejados”.
El último episodio de su larga lista de polémicas ha dividido a su propia formación. Un abogado, Carlos Velázquez, se ha visto obligado a acudir al Senado a pedirle una disculpa pública esta semana, luego de que el morenista le denunció ante la Fiscalía por una presunta agresión. Noroña ha afirmado que se trató de un mecanismo de conciliación alcanzado por ambas partes para evitar llegar a un juicio.

Muchos vieron en eso un abuso de poder, un uso indebido de la investidura pública para doblegar a un ciudadano. Dentro del oficialismo hubo críticas al senador. Gerardo Esquivel, un economista que ha colaborado con los gobiernos de Morena, calificó de “inisible” la actuación de Noroña. “Sorprende más porque proviene de alguien que basó parte de su carrera política en confrontar verbalmente al poder. Un pésimo precedente”, ha señalado Esquivel. El recurso legal de Noroña recuerda a cuando Tatiana Clouthier, secretaria de Economía de López Obrador, denunció por difamación y calumnias al analista Alfredo Jalife, que incluso fue detenido.
El pleito entre Noroña y el abogado Velázquez ocurrió en septiembre de 2024 en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM), en una sala de espera VIP. Allí, de acuerdo con videos publicados en redes, Velázquez confrontó al senador y le exigió retirarse del lugar. “¡Llama a tu pinche presidente!”, le dijo el abogado, en referencia a López Obrador, que estaba en sus últimos días en el cargo. “Que se largue este imbécil”, exigió, dirigiéndose a un hombre que parecía ser parte del staff de la sala.

Al relatar los hechos, posteriormente, Noroña aseguró que el abogado le quitó su celular y lo agredió físicamente en tres ocasiones. “Fui víctima de un abuso y de un acto de cobardía”, dijo el morenista después del suceso. “No es una agresión cualquiera. No fue una agresión personal, sino a lo que represento”, añadió. Noroña precisó que Velázquez no era un ciudadano común y corriente, pues era abogado “de un corporativo internacional que litiga contra el Estado mexicano temas de pago de impuestos”.
El acto de disculpa pública se ha llevado a cabo esta semana. “Me dirijo a usted con el respeto que me merece su investidura y persona, para ofrecerle una sincera y profunda disculpa […]. Reconozco que mis palabras y acciones fueron inaceptables y estoy consciente de que usted, como persona y presidente del Senado, merece todo mi respeto. Mi comportamiento de ese día no tiene justificación”, dijo Velázquez, leyendo un escrito sentado al lado de Noroña, que tomaba café y escuchaba en silencio, asintiendo a las aseveraciones del abogado que le rogaba el perdón.
Una estela de broncas
En marzo, estudiantes del CIDE armaron una protesta contra Noroña, en el marco de una conferencia magistral que dictaba el senador en la casa de estudios. Los alumnos colocaron zapatos en el suelo para representar a los desaparecidos por la violencia, luego del hallazgo del siniestro rancho de Teuchitlán, donde el Cartel Jalisco reclutó, torturó y asesinó con la complicidad de autoridades, principalmente locales. Colectivos de buscadores encontraron en el rancho ropas y otras pertenencias de personas posiblemente desaparecidas. Los estudiantes del CIDE le reclamaban a Noroña por haber sugerido, días antes, que lo de Teuchitlán podría tratarse de un montaje de la derecha.
De ahí la protesta de los zapatos en el CIDE. Noroña perdió los estribos. El video de su réplica inundó las redes. “¡Hemos luchado contra eso toda la vida, hemos empeñado nuestra seguridad, nuestra integridad, nuestra familia, nuestro compromiso, nuestro enorme amor al pueblo contra ese tipo de canalladas!”, dijo a los alumnos, primero con un micrófono, luego a los gritos. “¡Y repudio que nos quieran meter en ese costal de asesinos que bañaron en sangre al país, y muchas de las personas que ustedes apoyan, con las que ustedes simpatizan, justificaban esos actos miserables! ¡Se tenía que decir y lo dije!”, agregó.
Tras el descubrimiento del rancho de Teuchitlán, el Comité Contra la Desaparición Forzada de la ONU indicó que en México ese delito es sistemático y generalizado. El Gobierno de Sheinbaum, secundado por todo Morena, respondió con vehemencia y negó las conclusiones del organismo internacional, pese al conteo oficial que indica que en el país hay más de 127.000 desaparecidos y más de 5.600 fosas clandestinas. El presidente del Senado aseguró que la ONU escondía una “estrategia para descarrilar” al Gobierno morenista. “Se prestan para todas estas maniobras y están en el golpeteo. Lamentable, el papel de Naciones Unidas”, dijo Noroña.
Muchas de las recientes polémicas del morenista han ocurrido en el Senado. Ha peleado reiteradamente con Lilly Téllez, del PAN, y con Alejandro Moreno, Alito, senador y dirigente nacional del PRI, con quien llegó a los gritos durante una sesión del pleno. “¡Respete a la presidencia!”, le exigió Noroña a Alito. “¡Date a respetar!”, le replicó el priista, que ha pedido su destitución como líder del Senado. Su más reciente batalla en la Cámara alta ha sido por un viaje oficial que hizo a Europa, en primera clase, con recursos públicos. Su gusto por el confort condujo a Morena a reformar sus Estatutos para prohibir a sus legisladores usar el erario “para viajar al extranjero a hacer turismo político”.
Noroña, el que era rebelde, el que no encajaba en cartabones, se dice incomprendido. En abril, fue invitado a una reunión nacional de los líderes del Partido del Trabajo (PT), que le cobijó por años y le catapultó a varios puestos de elección popular, y del que se distanció para afiliarse a Morena este año. Los petistas le acusaron de traición y le lanzaron abucheos. Noroña se retiró de la convención, molesto. Luego escribió en redes que aquello fue un agravio y reafirmó su alejamiento de la formación izquierdista. “Lo que hicieron fue profundamente injusto y no lo merezco”, zanjó.
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