El Barça de Lamine y Pedri, una sociedad para abrir los libros de historia
El catalán y el canario, conectan en el campo como también lo hicieron sus ídolos: Neymar y Andrés Iniesta

Lamine Yamal le reveló a pocas personas que, para la final de la Copa del Rey frente al Real Madrid, pensaba teñirse el pelo de rubio, símbolo de que su búsqueda de protagonismo no se limita solo al césped. Una de esas pocas personas fue su padre, Mounir Nasraoui, a veces más involucrado en un rol de amigo que de tutor. “Pues yo también me voy a teñir”, resolvió de entrada Nasraoui, dejando claro que su protagonismo se suscribe únicamente a lo que haga su hijo. “Por suerte, no hizo nada”, celebraban desde el entorno de Lamine.
Mientras que en su casa celebran e incluso meditan imitar sus ocurrencias, el contrapunto de autoridad lo encuentra Lamine Yamal en el vestuario del Barcelona. Lo tiene en Hansi Flick. “Tienes que saber que el día que no cumplas en la semana, no jugarás de titular el siguiente partido”, le advirtió el técnico alemán. Pero también cuenta con protectores dentro del vestuario. Frenkie de Jong, por ejemplo, uno de los jugadores a los que más respeta, subrayó tras la final de la Copa acerca de las celebraciones de la joven estrella: “Cada uno tiene que hacer lo que quiera. Pero no había sol, entonces no tiene sentido ponerse gafas de sol. Aunque es su estilo”. Una línea de pensamiento similar a la de Pedri, uno de sus amigos en el camerino y su mejor socio en el campo: “Le digo que siga haciendo lo que hace, que siga divirtiéndose. Aunque a veces hay que tirarle de las orejas... pero no pasa nada”.
La manera de ser de Pedri (22 años) se encuentra en las antípodas de la de Lamine (17). “Si llego a mi casa con mechitas en el pelo, mi madre me mata”, comentaba el canario en una entrevista a este periódico. Quien sí usaba mechitas era Lamine. Una contraposición absoluta en la vida que se transforma en una armonía perfecta en el campo. “Cuando el balón le llega a Lamine sabes que al primero se lo va a regatear como si no estuviera. Y después ya puede pasar algo. Es una sensación parecida a la que teníamos con Messi: sabes que algo bueno para nosotros puede pasar”, recordaba Pedri.
Lo dice frente a los micrófonos, lo expresa en el campo. “Tiene dos grandes maestros: el juego y la pelota. Cuenta con la inteligencia futbolística para entender el juego y la capacidad técnica para ejecutarlo”, describen desde la cantera de Las Palmas el fútbol de Pedri. Por eso, cuando el balón aterriza en sus botas, el canario descansa en Lamine. Una sociedad que empieza en el Barça, se clona en la Roja y amenaza con convertirse en un dúo de época, un éxito por ejemplo que, de alguna manera, lograron forjar justamente los ídolos de Lamine y de Pedri: Neymar e Iniesta.
Aunque como Pedri a Lamine, Iniesta tuvo que recordarle en alguna ocasión cómo había que comportarse, jamás escondió su iración por el brasileño. “Cuando hablamos de fútbol, hablamos de espectáculo y de jugadores. Creo que ver a Neymar en el campo es sinónimo de eso”. La empatía dentro y fuera del campo entre el manchego y el paulista siempre fue correspondida. “Es incomparable, porque es muy, muy diferente. Andrés tiene una elegancia, una clase increíble que le hace diferente a todos los demás”, describía Neymar a Iniesta.
En los cuatro años que coincidieron en el Barcelona, entre 2013 y 2017, Iniesta y Neymar levantaron 10 títulos, incluido el triplete de la temporada 2014-2015 con Luis Enrique en el banquillo. Iniesta le sirvió siete asistencias a Neymar, mientras que el brasileño le correspondió con dos. “Andrés para mí es el mejor medio que he visto jugar”, juzgaba el brasileño. “Ney es una máquina de hacer fútbol, de fintar y de pasar”, correspondía el héroe de España en Sudáfrica 2010.
A Lamine le pasa algo similar con Pedri a lo que le pasaba a su referente Neymar. Según cuentan en su entorno, a Lamine le gusta mucho hablar de fútbol en la intimidad. En esas conversaciones, acostumbra a aparecer el nombre del canario. “Pedri me genera mucha confianza. Sé que cuando estoy apurado se la puedo dar a él. Además, siempre interpreta lo que quiero hacer. No sé cómo lo hace. A veces, creo que no me está mirando, pero el balón me llega igual”, le explica Lamine Yamal a su gente de confianza. En su etapa en el Barcelona, Pedri le ha entregado una asistencia a Lamine, por las dos que le sirvió el catalán al canario, incluida la de este sábado en la final de la Copa ante el Madrid que sirvió para despertar el marcador en La Cartuja.
Con Pedri renovado hasta 2030 y con el contrato de Lamine Yamal encaminado, la sociedad entre el 8 y el 19 azulgrana oposita para abrir los libros de historia. Uno con el pelo teñido de rubio y gafas de sol, el otro sin tatuajes ni excentricidades, los dos con un fútbol divino: cuando esos dos pibes se juntan, juegan como los dioses.
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